La CFE vive tiempos de cambio, como lo predijo el señor presidente, lo que no se predijo fue que los cambios son para perjudicar las condiciones de vida y laborales de los trabajadores, en franco beneficio de unos cuantos.
Los procesos de distribución de la CFE han sufrido enormes pérdidas operativas a causa de la falta de personal capacitado, ocasionada por el amedrentamiento que ejercen los líderes empresariales en contra de los trabajadores. Esta conducta debe atribuirse directamente a Guillermo Nevárez Elizondo, quien actúa en contubernio con Manuel Bartlett Díaz, quien le asegura impunidad en su actuar, haciendo inmune su conducta ilegítima.
Estos personajes usan a la CFE, empresa legalmente productiva del estado, como una auténtica empresa familiar. La utilizan para disponer de fondos y tergiversar su manejo. Practican sin ningún rubor el nepotismo y el tráfico de influencias. Para ejemplo de lo anterior, hay que señalar que el director Nevárez Elizondo empleó el 50% del presupuesto de capacitación de los trabajadores para cubrir el costo de una maestría a su esposa, en la universidad de Anáhuac del Valle de México, sin beneficio de ningún tipo para la empresa.
Lo anterior demuestra, simplemente, el ejercicio arbitrario del presupuesto federal, tal y como está documentado en el micrositio de la CFE No. CFE-0114-CSSAN-0001-2023, donde puede consultarse esta información. Por increíble que parezca, nadie del SUTERM se pronunció condenando esta mala práctica. En particular, el Ing. Carlos Ortega Calatayud, secretario de educación del SUTERM, nada hizo en defensa de la adecuada capacitación de los trabajadores de la CFE, para decirlo con sencillez, su omisión favorece el privilegio de unos cuantos.
Como en una auténtica empresa familiar, el ingeniero José Luis Peinado, yerno del Ing. Nevárez Elizondo, resulta ser cofundador de grupo Ditelli, un conglomerado de empresas que han obtenido ilícitamente contratos mediante adjudicación directa con la CFE, naturalmente sin la legal competencia que implica un proceso de licitación.
El parentesco civil con los líderes de la paraestatal fue el factor determinante de la contratación en perjuicio de los principios de eficacia, eficiencia y economía que son obligatorios en estas contrataciones. La opacidad de la operación quedó resguardada con el hecho de que los contratos no son públicos. El manifiesto conflicto es flagrante, eso es ilegal. El impacto económico y financiero para la empresa es innegable.
La actual directiva ha permitido la modificación del contrato colectivo de trabajo. Los trabajadores han sido amedrentados y presionados para aceptar cambios de puesto, jubilaciones anticipadas, etc. Esto es patente en el oficio 958/2023 de la División Golfo Norte, zona de distribución poniente, donde se observan las distintas formas de actuar y las evaluaciones, a lo que se suma la falta de personal que allí se menciona.
El engaño de la 4T y sus mentiras es la regla general y procede de la siguiente forma: viola derechos laborales y contratos colectivos ya estipulados, luego presiona al trabajador y después le ofrece lo que antes tenía ganado en sus contratos. Es la forma del fraude a cambio de su voto, con el propósito mal intencionado de “respetar” lo que era ya un derecho de los trabajadores. Un verdadero juego maquiavélico.
El maltrato a los trabajadores ha ocasionado daños irreversibles a éstos, lo cual ha provocado fallas eléctricas importantes, que derivan en colapsos de las distintas zonas de distribución de las divisiones Norte, Golfo Norte, Golfo Centro. La afectación ha impactado grandemente a los usuarios tanto domésticos como industriales. De continuar esta situación, si además no logran cubrirse los puestos afectados de las zonas mencionadas, la problemática en las zonas de distribución será mayor para el año en cuestión.
Hay que agregar que los actos de presión al personal, con acciones como cambiarlos de puesto arbitrariamente y sin justificación, mandarlos a zonas de riesgo, o en otros casos presionando para rescindirles el contrato sin sustento jurídico laboral, factores que también impactan directamente a la operatividad de la empresa.
Como víctimas colaterales tenemos a las familias de los trabajadores, que, con más de 20 años de antigüedad en la empresa, son forzados a dejar su puesto, su esfuerzo, sus logros, la estabilidad de su patrimonio y tranquilidad de sus familias, a consecuencia de mala dirección de la empresa. Que quede claro: no puede exigirse a los trabajadores cuando no les son proporcionados los recursos, las herramientas, el personal humano y sus equipos de trabajo. Sin respeto a los trabajadores y sus derechos ganados durante muchos años, sin el menor profesionalismo en la conducción de la CFE, así es como se dirige a la empresa, y en el contexto del hoy en día, sin el consenso y la participación de los trabajadores.
Esta inercia no parece parar. Lo cual es más grave por la crisis hídrica que se vive en la nación, es probable que el verano sea complicado, los años venideros serán de la misma índole, debido a que el daño no solo está volviéndose irreversible, sino cada vez será mayor, sin embargo, la vigente estrategia y planeación de la política energética no parece ser clara ni mucho menos eficiente.